El Mirador... Quince años después
Por Georgina Molina Terreros
El Mirador... quince años pasaron ya... Llegaron como invitados al lugar donde meditábamos un pequeño grupo de personas acompañadas por un hombre indígena maya, entraron al salón, se sentaron en los cojines y nos compartieron un “sector de energía” como regalo y otras simbologías mayas tibetanas. Quedé maravillada y pedí a uno de sus alumnos que me enseñara: “Pídeselo a él -me dijo- es muy buena persona, no se negará”. Y así fue.
Cuando Laurito dio la primera clase de energía supe que no era la única persona que al igual que yo se habían interesado en su saber. Y la casa del Don (así le llamamos con mucho cariño) se convirtió en un salón de clases donde meses más tarde sería insuficiente para dar cupo a todas las personas que asistíamos. Iniciamos pocas personas, pero con el tiempo el grupo creció tanto que salíamos hasta la terraza de la segunda planta.
“Aquí no hay diferencias, ni de clase social, ni de religión, ni de preferencias sexuales, ni de razas, ni de credos. Todos y todas somos un solo corazón.”
Algo así escuché en muchas ocasiones y me sentí incluida siempre.
“Muchos de ustedes, algún día saldrán de aquí llevando el mensaje en un solo corazón.”
Todo es energía, TODO.
La tierra, el paneta. Una piedra está viva, tiene movimiento, una casa, un papel, un zapato, TODO ES ENERGÍA, TODO. Las miradas, las sonrisas, los movimientos, la sexualidad. TODO ES ENERGÍA. Algunas teorías hablan de que Dios está en todas partes, así pues, entiendo porque todo es energía.
Lauro el profe, que nos enseña con el ejemplo el camino de la sanación.
Los pájaros lo cantan, las hortalizas, los frutales, los pinos, los cedros, la manzanilla, las piedras, las ollas de agua, los caminos, los grillos, el torito, el fuego, el viento, el vuelo del águila, el vuelo del zopilote, las nubes. La simbogía se lee en todas partes, habla de lo que se ve: la sanación.
“Cuando toques tu Locura, encontraras tu Realidad
Cuando toques tu Realidad, encontraras tu Sanidad
Cuando toques tu Sanidad, encontraras tu Espiritualidad.”
LO-CURA
“¡Míralo todo al revés! ¡así es lo Maya!”
Tiempo después, llegó el momento de limpiar un terreno accidentado, con mucha piedra y basura en una colonia ubicada a las faldas de la montaña, El Mirador. El lugar era un basurero, una pendiente donde parecía imposible construir algo. El grupo de energía y el nuevo grupo de kung fu hacían limpiezas (servicio) ayudando a levantar piedra y basura. Laurito lo hacía cada día con algunos empleados y voluntarios.
“En el lodo y la basura crece la flor de loto.”
Y en donde había basura y piedra, hoy podemos caminar por el jardín ZEN.
Así se construyó poco a poco la “Palapa” hexagonal en la que desde entonces celebramos, ofrendamos y hacemos las clases.
Toda la sección de tierras, montañas, árboles, rocas, miradores y cuevas donde las ardillas, los pájaros de cantos diversos, las águilas, los zanates, los zopilotes, las hadas, los duendes, los guardianes invisibles, los guardianes visibles, los casi 40 perros del albergue (guardianes) que aquí existen, las brujas y las abuelas que bendicen, así como las familias que habitan, que cuidan, que se sanan y que trabajan coexisten en un mismo lugar: la Reserva Ecológica El Corazón del Mirador.
De este lugar ya se cuentan historias como la de la pareja de leones que los niños han visto, las hadas de piernitas colgantes y alas de libélulas, los dimensionales mágicos, las piedras que tienen secretos, los ángeles que cuidan y merodean, la ciudad antigua y sagrada donde la historia está escrita en las piedras, aquí desde la Peña de María, donde el Águila se mira.
Cada junio, cada diciembre, ofrendamos nuestros pies descalzos haciendo la oración, danzando, vibrando los tambores, corazones que laten y sanan al planeta azul, Tera, Pachamama, Tonantzin y todas las criaturas que la habitamos. En esos primeros años posteriores a 2000, las suaves y a la vez fuertes danzas mayas nos iniciaron en la oración.
La Danza del corazón: entregarte a la oración abriendo el corazón, para recibir y dar.
La Danza del Maíz y La Danza del Cacao: Las dos fuerzas. El ying-yang del universo que se enlazan y armonizan.
La Danza de la Salud: Simboliza la sanación, la alegría, la risa, la fiesta.
“Dos Claves Hacen Una Llave.”
El Mirador, el lugar “donde todos caben”.
La Montaña Sagrada, donde he crecido.
Aquí, el lugar de sanación.
Aquí, donde encontré a mi niña.
Aquí, donde me confiaron compartir la simbología, la risa, la carcajada, las posturas sagradas, el grito, el juego, el llanto, la rabia, el enojo, la armonía y la paz.
Emociones y sentimientos.
Aquí, donde recordé cómo amar y amarme.
Aquí, donde el cáncer y los tumores de mi cuerpo sanaron mi corazón.
Aquí, donde aprendí que lo visible y lo invisible son uno.
Aquí, donde ya no se busca un maestro.
Aquí, donde supe que la felicidad no se busca, se vive día a día.
Aquí, donde aprendo a vivir la experiencia humana porque eso es lo divino.
Aquí, donde el fractal se comprende, se entiende, se vive en Un Solo Corazón.
“No hay bueno, no hay malo, todo solo es… Retornemos a la casa Grande.”
Las semillas que se plantaron germinarán y darán sus mejores frutos.
Gracias, gracias, gracias Laurito, Montaña, hermanos, hermanas.
Gina o Ginita como me dice el Don
Georgina Molina Terreros
Discípula de Don Lauro de la Cruz.
Con más de 20 años de experiencia
integrados como meditadora y maestra
de bioenergetica maya.
Inspiradora de vida, artesana y agricultora.